lunes, 1 de marzo de 2010

La literatura recupera la dimensión humana de todo lo que existe




Carlos Montemayor escritor, poeta que nos revela lucidamente el método de entender la realidad y a luchar para cambiarla, comediante de las letras guerrillero del pensamiento actor y poeta ha llegado ya en paz al Monte Mayor.



“Me falta tiempo, nos falta tiempo. Para el periodismo para la literatura, para la familia, para la amistad, para el amor…siempre nos falta tiempo. Gran parte de la lucha de la vida es encontrar tiempo para lo que deseamos”.

Julio Hernández

Dicen que el día de ayer mi amigo emprendió un largo viaje.

Sé que los poetas estamos acostumbrados a dilatadas travesías.

A veces las iniciamos desde nuestras mesas, desde la ventana desde una página en blanco.

Nuestros largos viajes no son para descubrir o conquistar territorios; cuando regresamos regresar, a menudo nos damos cuenta de que solo pudimos comprender los territorios que son nuestros.

No lo hacemos tampoco por que deseamos entrar en muchos lugares, salvo en ciertos sitios en algunos instantes.

No podemos permanecer siempre en la mujer que hemos amado, en el brazo del sol y de las tierras que han sido también nuestra familia.

No podemos extender para siempre el brindis con los amigos, fraternos y disertadores, que cantan y discuten hasta que despierta el alba.

Tampoco alcanzamos para alcanzar el viento de la poesía que nos guió:

Si para escuchar nuestro corazón, que no quiere entender.

Dicen que mi amigo ha emprendido un largo viaje.

Me imagino que se trata de una nueva jornada hacia la luz.

Una luz ahora lo recibe, le explica cómo somos.

Quizá, tras el túnel de luz que ha recorrido, lo recibe un alimento suave de aurora, acaso un velo gris de silencio, o tal vez un pequeño poblado que está en fiesta.

Me parece ver el pueblo en los valles de los Prealpes.

¿o será en lo alto de las cordilleras del Yang-Tsé?

¿ en aquella cadena de montaña, las conocidas como las murallas de Chiang Tsun, donde termina pronto el verano y llegan los fríos del norte, donde las águilas vuelan sobre las cumbres y su vuelo parece un dibujo, se asemeja a un pensamiento?

Quería regresar ahí, acaso.

O posiblemente estamos en la página en blanco de su viaje.

Ahí levanta los brazos y nos llama, somos parte de esa fiesta que no termina, parte de ese largo viaje que a cada uno de nosotros nos sigue buscando, nos sigue recibiendo.

Lo distingo allá, a lo lejos.

Levanto la mano para saludarlo.

Pero sé que viaja entre nosotros.


JESUS PERSINO ESCALANTE


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